LAS FOTOS QUE NUNCA HACEMOS Y MI FLEQUILLO ABIERTO

Anda, escucha  Qué alegría más tonta, de Pereza. Y lee:

No tengo muy claro qué quiero contar pero debo aprovechar la oportunidad de tener algo que decir, de intentar dibujar eso tan grande que siento y sé desde hace tanto y aún no he sido capaz de pintar.
Queridos renglones, hay veces en las que me la suda tener el flequillo abierto.

Y ojalá fuera siempre, porque son los momentos más despeinados los más felices, son los instantes más desordenados los que mejor foto dejan en la memoria. Pero no foto de album, foto de sonrisa al recordar ese segundo.

Saltando sobre tu cama;
saliendo de esa piscina;
o cantando,
hasta las tres de la mañana,
todas las canciones del disco de Sabina.


Ver a todos durmiendo en el autobús,
correr contigo detrás,
o bailar de noche en la terraza,
aunque tenga dos metros cuadrados
y ninguno sepamos bailar.

Sentir el viento,
superior a ti y a mí, en las manos.
Levantarme y sonreír sin maquillar al espejo.
Jugar al escondite.
Volar muy alto.

Y eso que pasa por el estómago cuando tengo el flequillo abierto.
Se parece a la sensación de apagar la alarma el primer día de vacaciones. Porque la risa me para el tiempo.
Y me da igual el pelo, los días que lleve sin peinarme.
Me da igual ir en pijama, o las ojeras barriendo el suelo de mi habitación. 

Eso que siento cuando nos quedamos mirándonos y te ríes.
Eso que siento cuando leo un poema bonito.
Eso que siento cuando me dices que a lo mejor esto que nos pasa al sonreír
es que somos
                        preciosamente  pequeños,
                                                jodidamente felices,
                                                                     genialmente capaces de vivir.
De vivir despespeinados y sacarnos muchas fotos, las fotos que más valen. Son esas que nunca hacemos, porque el móvil está demasiado lejos como para perdernos el siguiente instante, el próximo segundo.

Y es que las canciones que más nos gustan son esas que oímos en algún bar y luego no recordamos el nombre. Porque los besos que más sentimos son esos que nos dan con el flequillo despeinado, el pelo alborotado, las mejillas rojas.

Y es que dicen, claramente, que esos labios te quieren despeinada,
                   alborotada,
                                    desordenada.
Para hacerte 1000 fotos y descubrirte cientos de canciones.
Para enseñarte decenas de cielos y decirte, cuarenta veces, que no te cierres el flequillo, que no hace falta que te peines.

Comentarios

  1. impresionante.
    De verdad que estoy sin palabras de como escribes de bien y con sentimiento, y además, haciendo que eso llegue a los demás

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